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El Yasuní

  • Foto del escritor: pulsoinformativo7
    pulsoinformativo7
  • 5 ago 2023
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: 5 ago 2023

Autor: Gabriela Yunga



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Gabriela Yunga

En el Ecuador, la explotación de recursos no renovables en áreas protegidas y su importancia para la obtención de divisas y la relevancia de la biodiversidad para la supervivencia de las poblaciones locales, son temas de discusión sujetos al intereses políticos y económicos, tanto del Estado como de los actores privados.


El Parque Nacional Yasuní ha sido considerado uno de los lugares de mayor diversidad en el planeta, creado en 1979 y declarado por la Unesco como Reserva Mundial de la Biósfera en 1989, alcanza 982.000 hectáreas en la cuenca del alto Napo en la Amazonía occidental.


Su ubicación estratégica, cercana a la línea equinoccial y a la cordillera de los Andes, le proporciona condiciones climáticas únicas en la Amazonía, con temperatura y humedad relativamente uniformes y elevadas.


El parque es además el hogar de dos grupos indígenas que han optado por el aislamiento voluntario respecto de la cultura occidental: los Tagaeri y Taromenane, ambos pertenecientes a la cultura Wuaorani.


La excepcional y única riqueza del parque se encuentra actualmente amenazada por problemas como la actividad petrolera, la acelerada deforestación que ha sufrido la Amazonía ecuatoriana y la construcción de carreteras.


Estamos a tiempo para aunar esfuerzos en el afán de darle a este rincón de la tierra el papel protagónico que se merece, ser la reserva de la biósfera que permita a los pueblos no contactados y a la humanidad devolver lo que ha dado durante tantas décadas al Ecuador, un desarrollo sostenible que respete el entorno natural.

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